lunes, 31 de agosto de 2009

POLITICA DE 2 PATADAS

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*¡CIÉÉÉRRALE!

Por: Juan Chávez

(AGENCIA NOTISIFA)
Se acuerda de aquella campaña. Sí, fue allá por 1984. Y antes hubo otra, igual de alarmante como la de ahora.

Al DF le escasea el agua desde siempre y no hay porque echarle la culpa al cambio climático o al seco verano que no nos ha recetado lluvias como otros.

Pero abra los ojos: las presas del sistema Cutzamala que surten del vital líquido a los capitalinos en 40 % de sus consumos diarios, se construyeron desde la década de los 70 y no ha habido, desde entonces, otro presa almacenadora.

En cambio, la población de la ciudad y de los municipios conurbados, aumentó al doble. Sí, de 10 millones de habitantes, se incrementó a 20.

Si usted nació antes de los 50 del siglo pasado, seguramente recuerda como surgieron las llamadas “ciudades perdidas”, que de un plumazo Luis Echeverría regularizó, y a las seis presas del Cutzamala, ni siquiera un ladrillo más les aumentó.

Es decir, desde entonces, se maneja el mismo volumen para una población que se desparrama por todo el valle de Anáhuac.

El grito de auxilio, es también el mismo: ¡Nooo despeeerdicien aaagua!

Las amenazas de infraccionar a quienes sean sorprendidos desperdiciándola, más claramente, limpiando las aceras con agua, eran las mismas de los 80.

No va a solucionarse así el pavoroso problema.

Necesario es echar un vistazo a los reglamentos que supuestamente rigen el uso responsable de los servicios urbanos, el del agua, principalmente.

Pagar más si se consume más, también fue cuestión que se manejó en 1984.

Y ni se hizo así, ni paso más de lo que tenía qué pasar: que la campaña terminó y como de las llaves siguió fluyendo el líquido, México volvió a ser el país de “no pasa nada”.

Si el problema, que surgirá cuantas veces haya sequía, no se ataca en los reglamentos, los gritos de SOS de Marcelo Ebrard y su director de Aguas, Ramón Aguirre, no pasarán de ser simples chillidos.

Hay que introducir en el reglamento de construcciones, por ejemplo, que el boiler quede ubicado precisamente pegado a uno de los muros de los baños. Se imagina el ahorro de agua. Por lo menos de unos ocho litros, cada vez que la regadera es abierta.
Esto, operaría para las nuevas casas, que en una solución de lógica real, ya no debieran construirse ni en esta ciudad ni en la zona metropolitana. Hace tres décadas, por lo menos, no cabe un alfiler en la metrópoli más habitada del mundo. Así, nunca alcanzará el agua.

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