NO, PRESIDENTE
Por: Juan Chávez
(AGENCIA NOTISIFA) La clase política, la que cala, no la que le hace el caldo gordo, de plano le negó el salvavidas al presidente Calderón en su tardío Diálogo por la Seguridad.
Y es que esa consulta debió haberse hecho en los primeros días de diciembre de 2006, antes del 11, en que el mandatario decidiera declararle “la guerra”, ahora llamada “lucha”, al narco y crimen organizado.
Casi 4 años después y cuando las cosas con la reciente ejecución del alcalde de Santiago, Nuevo León, se le han puesto color de hormiga, y tras las alianzas con el PRD que encabezaron ex priístas, pedirle al PRI que jale equivale a pedirle peras al olmo.
El costo político, a estas alturas del sexenio, es lo que subyace en el fondo de la acción presidencial que
ahora, con el nuevo secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad (Alejandro Poiré) como relator oficial de la lucha antinarco, se pretende arrebatarle a los sicarios los reflectores mediáticos.
Mientras, la lucha contra los cárteles no pasa de los adjetivos que inundan el discurso oficial y la demanda al Congreso de mayores recursos para incrementar los operativos y enviar más efectivos a los frentes.
Jorge Peón Tello, que era el anterior titular de ese consejo de seguridad, es regresado al cargo de asesor del mandatario en la materia y parece levantarse una cortina de humo a lo que está bien claro, la desorganización de un gobierno que lleva cuatro secretarios de Gobernación y tres responsables de ese organismo que no se ha destacado por su eficiencia, precisamente.
La Jornada publicó el 18 de agosto que más de 700 mil armas de alto poder le han sido incautadas al crimen organizado, junto con un titipuchal de cartuchos, cosa que acá, del lado de las fuerzas públicas no acontece, pues para que un policía dispare el arma a su cargo, tiene que adquirir él las balas. Por lo menos, así se les exige a muchos, para que entrenen en afinar su puntería.
Más que esto, lo que importa es que sicológicamente el que tenga que disparar en defensa de la sociedad, lo haga fríamente y con la preparación debida. Importa la cuestión porque es, a resumidas cuentas, lo que incumbe para enfrentar a los matones que sí están organizados, dado que así se les reconoce con el apelativo con que se les designa: “crimen organizado”.
Es decir, de acá de este lado, la organización parece brillar por su ausencia. Los cambios en los mandos de la seguridad pública, no dejan mentir. ¿A poco El Chapo, El Mayo y otros capos cambian por cambiar a sus segundos?
Al Presidente, en vísperas de su cuarto informe y de estrenarse en su penúltimo año de gobierno, le está urgiendo fortalecer su administración con vistas al año mágico de la sucesión.
Sin estar él fuerte, y ante los embates de la Iglesia que le demanda también salvavidas para torear las embestidas de su aliado PRD, a lo mejor en lugar de estar listo para las presidenciales de 2012, va a tener que entrarle a la pacificación de “nueva guerra cristera”. Por lo menos, verbalmente, ya la traen los “príncipes de la Iglesia” –Sandoval y Rivera- contra Ebrard o al revés, si usted lo prefiere.
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