*Se acabó el circo
*Se cerró la carpa y se acabó el circo.
*Se cerró la carpa y se acabó el circo.
Por: Juan Chavez
(AGENCIA NOTISIFA) Vea usted: 1.- El Instituto Federal Electoral (IFE) por fin se atrevió asumir sus facultades, las que la ley le otorga, y ¡zaz! que le corta la cabeza a don Andrés López y además de prohibirle autodenominarse “presidente legítimo”, impune multa por 731 mil pesos al PRD y PT y les ordena no publicitarlo más en radio y televisión con tal leyenda.
2.-En el Congreso de la Unión, en periodo extraordinario de sesiones, se desacraliza el 1 de septiembre que deja de ser el “Día del Presidente” y a cambio, el mandatario en turno sólo enviará su informe escrito.
En otras palabras, se ha puesto fin al circo, maroma y teatro.
En el caso del “legítimo”, claro que no acepta y bajo su consigna de “vayan al diablo las instituciones” ya se echó de capirucho al IFE, porque según él el órgano electoral “dejó al país sin presidente”.
Hágame el recabrón favor. Más cinismo, mayor soberbia no puede haber.
Como quiera que sea, ya el IFE lo ha acabado en su sueño guajiro y ahora navegará como ilegítimo. Todo contra la ley, la que usted y yo si respetamos porque nos gusta vivir en armonía.
Aunque a veces tengamos que conformarnos con un “congelamiento de precios” a alimentos envasados y enlatados que no forman parte de la canasta básica de los pobres ni menos de las exquisiteces de las mesas de los ricos.
Pero como dicen en mi pueblo más vale chile que agua lejos.
Así, el “control” de precios que el gobierno de Calderón trabó con los “concamines” de la industria alimenticia va a servir, de alguna forma, a paliar la disparada alza de precios a los comestibles que se está dando en el mundo y que ya toca fuerte a las puertas de nuestro México.
Viva entonces la clase media a la que sin duda va dirigida el congelamiento pactado entre Los Pinos y la Concamin, aunque el dirigente de la Confederación de Cámaras Industriales, un señor de apellido Plascencia, haya jurado que en la tiendita de la más recóndita comunidad del país habrá existencia de los productos envasados o enlatados a “precios congelados”.
Cómo se ve que allá en las alturas, de donde viene la nueva forma de hacer pactos en materia de precios a aquello que come Juan Pueblo, no se asoman ni a tiros a los tianguis donde los de la clase media baja pa’bajo hacen sus compritas cada ocho días, para el pipirín diario.
Y es que a querer o no, pan y circo no se pueden servir en charola de plata.
Ya lo adelantan analistas: el paliativo no va a funcionar plenamente en eso de contener las presiones inflacionarias y ahí, cuando se tocan las expectativas macroeconómicas, es donde la economía de libre mercado que sostiene el gobierno, se cuatropea.
Imagínese: ¿Cómo concebir un congelamiento de precios en el globalizado neoliberalismo? ¿En el mundo donde todo es competencia y hay que entrarle a competir a las de a fuerza?
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