viernes, 16 de enero de 2009

POLITICA DE 2 PATADAS

*EL PAPA Y CLIENTES MARCELO
Por: Juan Chavez

(AGENCIA NOTISIFA).-
El Papa no quiere a México. Es el “gran ausente” en el VI Encuentro Mundial de las Familias que inauguró el presidente Calderón, acompañado de su esposa Margarita Zavala.

Antes del evento, Marcelo Ebrard se había levantado el cuello y como garza, grazneó:

“Ninguna familia se quedará sin comer este año... bueno, y en los que siguen”.

Benedicto XVI que cumple este año 82, no quiere a México... aunque la razón que se hizo publica desde 2008 para justificar su ausencia, fue que sus médicos le prohíben largos viajes.

El jefe de Gobierno de la ciudad de México, el martes 13 de enero, anunciaba la apertura de 300 comedores populares para que nadie se quede sin comer.

El mensajero de Dios en el Vaticano “siempre será bienvenido a México” le mandó decir el Presidente de la República al Papa, que ya ha viajado al Continente Americano en dos ocasiones. Su primer viaje internacional, incluso, fue a Estados Unidos y el año pasado estuvo en Brasil.

Para Marcelo, en esos comedores para los pobres, se servirán este año 5 millones de comidas. Con tal anunció encaró el golpe de la crisis que aquí en el Distrito Federal, ya registra 220 mil puestos laborales perdidos.

Los mexicanos católicos bien podrían decir que el Papa no quiere a México. Sobre todo, por la sustancia del encuentro mundial de las familias, que está dirigido a las leyes locales que aprueban el matrimonio entre homosexuales y el aborto antes de las 12 primeras semanas.

Para la curia romana, la ausencia del jefe de la iglesia está justificada porque no puede estar “algún tiempo” en la ciudad de México, por su altura.

Todo bien, de acuerdo. Pero... ¿a poco no pudo llevarse tan importante evento para la iglesia católica a Acapulco o Veracruz?

Lo malo es que el fervorismo guadalupano haya llevado al mandatario mexicano a un evento que falsea la laicidad del Estado que ha sido nutriente de otros discursos presidenciales.

Lo malo también es que vamos a vivir unos días de ferocidad religiosa cristiana y anticristiana... porque en todo caso, un encuentro mundial (¿mundial?) de familias, a raja tabla, dejó fuera de la Basílica a todas las que no fueran de ese signo místico.

Vamos a jugar buen rato con el “cristerismo” de aquella guerra intestina de los 30 del siglo pasado, aunque el Vaticano admita ya que “las relaciones más allá de la amistad, son cosa privada y no pública”.

O sea: síganle clandestinamente. ¡Viva la hipocresía!

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