miércoles, 2 de junio de 2010

POLITICA DE 2 PATADAS

*PERALVILLO 82

Por: Juan Chavez

(AGENCIA NOTISIFA) Del barrio de Peralvillo salió Gabriel Vargas un día, cuando ya había creado la Familia Burrón y no imaginaba que en los días en que habría de morir, Estados Unidos y Obama luchaban por ahogar un pozo petrolero que incendiaba y contaminaba el Golfo de México.

La vida del extraordinario monero se apagó instantáneamente a los 95 años; el agujero en el lecho del mar para robarle la grasa que mueve al mundo, va a dar lata largo rato porque el hombre viaja por el espacio sideral pero no conoce las profundidades de los océanos y no ha aprendido a extinguir el fuego del oro negro en el tálamo marino.

La mancha de petróleo va a seguir extendiéndose en las aguas del Golfo, contaminando y matando a la fauna y flora marina, en tanto Gabriel Vargas que se escapó de la vecindad de Peralvillo 82, construida en los estertores de la época colonial y desaparecida en un incendio allá en los 80 del siglo XX, ocupa ya un lugar en la nube de los genios terrícolas.

Retrató a la familia mexicana siempre pobre de los barrios en su magistral historieta que dio a luz pública en 1948, siete años después de que mis padres, con cinco hijos que luego fuimos seis, nos encajonaron en el número 8 de la arcaica vecindad, a donde el historietista había llegado desempacadito de su natal Tulancingo.

Gabriel Vargas llevaba 9 años de vivir en la casa 1 del vecindario cuyo Trafalgar fue su inspiración y la cuna de sus personajes que seguirán transitando en el ánimo popular, mientras su autor, allá en las alturas, a lo mejor se avienta el puntacho de meter en un cómics a San Pedro… si es que le presta las llaves para entrar a la Gloria y acercarse a Dios.

Quizá don Gabriel, como lo hiciera Enrique Jardiel Poncela en su no menos magistral “Tournée de Dios”, se cubra de gloria, por lo menos, intentado una interviú exclusiva con el Supremo.

Claro, de conseguirla, la publicaría en La Familia Burrón como anunciación de su retorno al mundo de las publicaciones populares… ya sin él. ¿Dónde más se la difundirían?

Conocí a Gabriel Vargas cuando yo era un chamaco que cursaba el tercer año de primaria. Lo vi un par de veces y no hablé jamás con él. Supe, sin embargo, en qué personajes de la vecindad de Peralvillo 82 se inspiró para crear a sus actores de la Familia Burrón. De hecho, salvo Regino Burrón, el retrata en su libro de “monitos” a la familia Fortiz.

Nadie me lo dijo. Saqué mis propias conclusiones del recuerdo y de la cercana convivencia con las
40 familias que habitábamos en Peralvillo 82.

Su hermano Mario Vargas, que vivía en la casa 3 de la vecindad, es Regino Burrón. En don Mario, relojero de oficio, se inspiró para crear a Regino. Lo único que le cambio a su personaje fue el oficio: de relojero, lo convirtió en peluquero.

“El Rizo de Oro” fue el nombre de la peluquería de don Regino; “El Reloj Exacto”, era el del negocio de su hermano, llegado junto con él de Tulancingo.

Los dos, el de la historieta y el hermano, fueron chambeadores a muerte, hogareños al 100 por 100 y regañados siempre por la esposa, hasta el punto de verles como apocados.

Doña Felipa, madre de Fernando y Raúl Fortiz, entre otros retoños, es la revoltosa, arguendera y regañona Borola de los Burrón.

Estela, la hija mayor de doña Felipita, como era tratada por todo el vecindario para no tener arguendes con ella, es Macuca Burrón Tacuche. Estela y su mamá Felipita fueron tan flacas como el personaje estelar de la familia Burrón Tacuche, Borola y su hija Macuca.

El hijo de los Burrón, Regino chico, no me queda duda es Raúl Fortiz, el de la pelirroja cabellera y nariz de bola, y a quien en la añeja vecindad apodábamos precisamente “Tejocote”. Raúl tenía un hermano totalmente albino de cabellera que parecía una jícama y a quien apodábamos precisamente así “Gûero cabeza de jícama”, y don Gabriel no metió jamás en su historieta.

Diría, sin temor a equivocarme, que “La Familia Burrón” es un clásico de la filosofía popular que resume la misérrima vida de millones de familias mexicanas que si bien ya no viven en viejas vecindades, si la pasan de perros en los cuchitriles convertidos en multifamiliares y en “departamentos” de 59 metros cuadrados que las políticas de vivienda para todos riegan como manchas por todo el país, como lo hace el pozo de la Brithis Petroleum en el Golfo de México.

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