miércoles, 18 de agosto de 2010

DE PE A PA

*DURANTE EL SIGLO XIX LAS OSAMENTAS SE EXHIBÍAN AL PÚBLICO, HASTA QUE EN ALGÚN MOMENTO DE ESOS AÑOS LAS OSAMENTAS "QUEDARON REVUELTAS Y NO SUPIERON CUÁL ERA CUÁL". ¿DÓNDE QUEDÓ, PUES, LA BOLITA? O MEJOR DICHO, ¿DÓNDE ESTÁN, LOS RESTOS DE HIDALGO, MORELOS, ALDAMA, MINA Y DEMÁS PRÓCERES DE LA PATRIA? ESE ES EL MEOLLO DEL ASUNTO.

Por: Alberto Vieyra Gómez

(AGENCIA MEXICANA DE NOTICIAS).- ¿Los restos mortales que ayer fueron trasladados del museo de Historia del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional, y que fueron profanados por el régimen de Felipe Calderón, presuntamente para ser restaurados por el INHA, son realmente las osamentas de los héroes de la Independencia de México? ¿Son sólo restos simbólicos? ¿Para qué manosear nuevamente esos macabros esqueletos, cuando la Iglesia Católica el 30 de julio 1895, los revolvió en un osario de la Capilla de San José, que se encuentra en la Catedral de México, en una ceremonia con toda la pompa oficial, encabezada por el entonces Presidente mexicano Porfirio de la Cruz Díaz Mori? ¿Por qué demonios tuvieron que depositarlos en la Iglesia, para que cayera sobre ellos el misterio?

En esa significativa fecha fue donde la puerca torció el rabo. En esa macabra mezcla de huesos, se perdieron los de los próceres de la Independencia Nacional, aunque la mitra dijera posteriormente, que entre los restos entregados al Estado para ser depositados en la Columna de la Independencia Nacional en 1925, figuraba el cráneo del cura Hidalgo y de Morelos.

Según el inepto secretario de Educación Pública, el panista conservador Alonso Lujambio, “uno de los descubrimientos científicos más importantes realizados durante el proceso de restauración, es la identificación inequívoca, sin ninguna duda, que el cráneo que tiene la letra M corresponde a Morelos, que murió a los 50 años, y no de Francisco Xavier Mina, que fue fusilado a los 28 años de edad, por lo que sus restos, se encuentran dentro del grupo de osamentas que se mezclaron”.

¿Son de Mina o son de Morelos? ¿Cómo determinar que científicamente ese cráneo corresponde al generalísimo Morelos, si en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, no les practicó a ninguna osamenta un estudio de ADN y con qué otros restos mortales de la familia de Morelos fueron estudiados? ¿Acaso con los de su hijo Juan Nepomuceno Almonte, que por cierto fue adoptivo y cuyos restos figuran en Paris? ¿Se exhumaron algunos restos de los otros 8 hijos que tuvo el generalísimo José María Teclo Morelos Pérez y Pavón?

Una versión indica que los restos del generalísimo Morelos, fueron sepultados secretamente en alguna Iglesia de Ecatepec de Morelos, Edomex. Hasta ahí no hay duda. Recuérdese que en esa época, la Iglesia controlaba por completo los panteones y las defunciones en México.

Innumerables versiones de estudiosos, coinciden en que en 1867, al triunfo de la República sobre el usurpador Fernando Maximiliano de Habsburgo, Juan Nepomuceno Almonte, trasladó también secretamente los restos del héroe del sitio de Iguala y autor de los Sentimientos de la Nación -que se convirtieron en los cimientos jurídicos de la nueva patria mexicana-, a algún lugar secreto en Paris. Sin embargo, en 1891, cuando se buscaban afanosamente los restos de Morelos, para ser trasladados a la Catedral de México, se abrió la tumba de Nepomuceno Almonte, para verificar -sin éxito- si ahí se encontraban los restos mortales del prócer.

El historiador Carlos Flores, recuerda que hace cien años, cuando los restos de los padres de la patria debían trasladarse a la Columna de la Independencia en el Paseo de la Reforma "se supo que los de Morelos habían desaparecido".

No son pocas las versiones que aseguran que los verdaderos restos de Morelos, fueron echados al mar, o bien, que figuren en las catacumbas de alguna de las principales catedrales en el centro de la República Mexicana.

El señor Lujambio, dijo también no tener la menor duda de que seis de las osamentas “analizadas”, corresponden a Vicente Guerrero, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Andrés Quintana Roo, Nicolás Bravo y Mariano Matamoros, porque nunca se mezclaron con los restos de otros héroes. Pero, en el caso de las restantes ocho osamentas, dijo que “no hay ninguna seguridad” de que sean de los próceres Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, José María Morelos y Pavón, Víctor Rosales, Pedro Moreno y Francisco Xavier Mina.

Por lo que se refiere al cura Hidalgo, la confusión sobre el paradero de sus restos se acentúa cada vez más y no hay duda que la Iglesia es la culpable de la macabra revoltura.

No hay que perder de vista que de ninguno de los héroes nacionales, se cuenta con una fotografía, toda vez que esta llegó a México durante la guerra con EU en 1847. Antes, sólo había pinturas al oleo o algunos dibujos-fotografías a lápiz, como la recientemente localizada de la Corregidora de Querétaro, doña Josefa Ortiz Girón.

Así que, el perfil e imagen que tenemos de los principales héroes nacionales, son muy ambiguos y esto no define absolutamente nada, en cuanto al paradero de sus restos.

De acuerdo con los historiadores José Manuel Villalpando y Luis González y González, el retrato más conocido de Miguel Hidalgo y Costilla fue pintado durante el imperio de Maximiliano de Habsburgo -1832-1867- y tomaron como modelo a un hermano menor de Hidalgo -quien ya era un anciano- ¡uuuuyy!, y supuestamente era el que más se parecía, y de los demás se hicieron con base en descripciones.

Villalpando, actual coordinador de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, asegura que la imagen que prevalece de Hidalgo como un cura con sotana negra no corresponde a la realidad. También recuerda que una litografía de Claudio Linati muestra a un Hidalgo muy diferente, regordete y con un atuendo multicolor.

En fin, que la mayoría de los retratos que conocemos de los héroes nacionales, son retratos de muy oídas versiones y cada pintor en su momento los ejecutó de acuerdo a su ingenio y creatividad, ya sea con el estandarte de la Virgen de Guadalupe en la mano, o bien, rompiendo simbólicamente una cadena de la esclavitud.

Pero, aún hay más confusión sobre la autenticidad de las osamentas de nuestros presuntos héroes nacionales, que desde ayer y hasta el 30 de julio de 2011, se exhibirán a la chusma en Palacio Nacional, para después concluir, por ahora, su macabro peregrinar en el mausoleo de la Columna de la Independencia.

El historiador Carlos Flores nos remonta en esa confusión a 1823, cuando el Congreso Constituyente decretó exhumar de diversos panteones las osamentas de los principales caudillos de la Independencia y concentrarlos en unas urnas en la Catedral Metropolitana para rendirles un homenaje. Ahí estuvo el error.

Sin embargo, para la historiadora Carmen Vázquez Mantecón, estamos ante un proceso viciado y confuso de origen, ya que algunos de los restos estaban en fosas comunes desde un principio, otros en sitios desconocidos y los de los principales dirigentes revolucionarios, sólo se tenía certeza sobre los cráneos, debido a que habían sido decapitados.

Durante el Siglo XIX las osamentas se exhibían al público, hasta que en algún momento de esos años las osamentas "quedaron revueltas y no supieron cuál era cuál". ¿Dónde quedó, pues, la bolita? O mejor dicho, ¿dónde están, los restos de Hidalgo, Morelos, Aldama, Mina y demás próceres de la patria? Ese es el meollo del asunto.

¿Si el régimen calderonista se ufana en rendir un homenaje nacional a unos restos simbólicos de los próceres nacionales, por qué no mejor se dio a la tarea de pedirle al alto clero católico que colabore con México entregando los restos verdaderos del cura Hidalgo, Morelos, Aldama, Mina y otros, y no se quede solamente con los que tiene bien identificados del traidor a la patria, Agustín de Iturbide y Arámburo, cuya osamenta es celosamente custodiada por la mitra mexicana en la Catedral metropolitana, y todo porque fue Iturbide quien pactó con los grandes terratenientes, los más acaudalados comerciantes españoles y la Iglesia Católica, el final de la Guerra de Independencia, con el fin de que muchos espanófilos no fueran echados de la nueva patria mexicana, ante el inminente triunfo de las armas insurgentes?

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