*MILES MARCHAMOS CONTRA AGRESIONES A PERIODISTAS
*BASTA A LA IMPUNIDAD EN ASESINATOS, DESAPARICIONES Y AMENAZAS
Por Jaime Arizmendi
(AGENCIA NOTISIFA) ¡Por tu derecho a saber, y mi derecho a informar!... Este sábado, los comunicadores de la capital del país tomamos por primera vez la calle para repudiar las múltiples, y cada vez más reiteradas, agresiones a periodistas que se registran en México. Sin filas ni organizadores a la cabeza, caminamos revueltos del Ángel de la Independencia, por Paseo de la Reforma hacia la Secretaría de Gobernación.
Los saludos, las charlas y las entrevistas ocurrieron entre pares. Reporteros, fotógrafos, camarógrafos, articulistas, cartonistas como el maestro Sarrelangue, conductores de radio y televisión como Pepe Cárdenas y Ricardo Rocha, lo mismo que periodistas en función de voceros, todos nos encontramos en la glorieta del Ángel.
Aunque los periodistas de la capital del país no lo padecemos en forma directa --lo que sí enfrentamos es otra forma de ataques como la suspensión de pagos y de publicidad--, nos congregó el manifestar un claro y firme repudio a quienes cada vez agreden con mayor facilidad golpean, secuestran y asesinan a comunicadores.
La marcha fue en rechazo al clima de violencia e intimidación que crece en todo el territorio nacional en contra de los periodistas. Esta vez fuimos nosotros los entrevistados por nuestros colegas. Algunos como Álvaro Delgado se hicieron acompañar de su esposa e hijos.
Los reporteros gráficos fotografiaron a sus colegas, y los entrevistadores hicieron lo propio hasta con los de otra empresa. Algo nunca visto, pero que ocurrió ante la unidad requerida por el motivo central de la protesta.
La naturalidad de la movilización no permitió que nadie se abrogara el derecho de “organizador”. A nadie se le atendió ni entendió como dirigente o representante. Lo mismo marchamos brazo con brazo comunicadores mexicanos que extranjeros, quienes reconocen los crecientes peligros para desempeñar el oficio de periodista en México.
El acto de protesta tuvo lugar en la víspera del arribo de expertos y comisionados de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la de Estados Americanos (OEA), quienes iniciarán una serie de encuentros con funcionarios, legisladores, directivos de medios de comunicación y periodistas, para evaluar la criminalidad que ha colocado a México en el primer lugar en América Latina como el país más inseguro para ejercer el periodismo.
A las dos o tres mantas y pancartas bien impresas, les sucedieron otras con las fotos y nombres de los 63 periodistas asesinados y de los más de 12 desaparecidos. También aparecieron algunas pancartas improvisadas escritas a manos para exigir respeto al ejercicio de la libertad de expresión, el cese a la violencia, intimidación y acoso contra los profesionales de la información.
A la marcha también acudieron periodistas de Puebla, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala y del Estado de México; así como los diputados Juan Carlos Nátale López, del Verde Ecologista y Manuel de Jespus Clouthier, del PAN.
Ya es tiempo de que el Ejecutivo Federal se ponga las pilas y se comprometa a proteger la vida y la libre labor de los periodistas, comentó el primero para añadir que por su parte, la recién creada Comisión para Investigar las Agresiones a Periodistas en San Lázaro a la cual están incorporados ambos legisladores celebrará aquí un Foro Nacional y uno por cada estado de la República para preparar una nueva legislación en la materia.
Se trata, dijo, de que sean los propios periodistas quienes propongan ante el Legislativo lo que se requiere para combatir con firmeza la criminalidad que los acosa e impide la realización de su trabajo.
Algo inusual en una marcha, esta vez los automovilistas tuvieron la paciencia necesaria para soportar el paso de los comunicadores. Esta vez, tampoco los claxonazos eran de reclamo, sino de respaldo y solidaridad con los periodistas.
La unidad se consiguió tras el sonado asunto del secuestro de tres colegas en Durango, quienes fueron liberados días después. Así, los trabajadores de la prensa escrita, los medios electrónicos y de la Internet, apoyados por organizaciones de la sociedad civil, legisladores y ciudadanos nos dijimos convencidos de exigir públicamente:
¡Los Queremos Vivos!
Así como un texto con cinco puntos:
1. Alto a la impunidad en torno de los asesinatos, secuestros, desapariciones y amenazas a periodistas y trabajadores de los medios de comunicación.
2. Cumplimiento cabal, por parte de las instituciones del Estado mexicano y de los diferentes órdenes de gobierno, de su deber y obligación constitucional de garantizar y custodiar el acceso a los derechos de libertad de expresión y acceso a la información.
3. Vigencia plena a los derechos a la libertad de expresión y al acceso a la información para todos los mexicanos, y el compromiso de no suspender, acostar, negociar o transferir esas garantías conquistadas por la sociedad.
4. Poner en marcha en el corto plazo, las medidas necesarias para garantizar las condiciones de seguridad del trabajo periodístico en el país, así como los mecanismos institucionales de protección a la labor de los periodistas, con pleno respeto a la pluralidad, la libertad y la independencia de todos y cada uno de los medios de comunicación.
5. Corresponsabilidad y compromiso de las partes involucradas para salvaguardar el derecho de todos los mexicanos al libre acceso a la información y a la expresión de sus ideas.
Tras esta singular manifestación de comunicadores es claro que urge un proceso de autoregulación de los medios de comunicación, y el reforzar la ética. Basta de mantener la desunión y la competencia entre medios que sólo permiten la impunidad e indiferencia ante cada muerte y agresión a periodistas.
En tanto, se nos informó que similares marchas se realizaron en casi todas las principales capitales del país. Al finalizar la de aquí, se colocaron las mantas y pancartas en las rejas del acceso a la Secretaría de Gobernación, pero no en la puerta principal, sino en una de las dos que dan a la calle de Abraham González. Ahí quedaron colgadas hasta las ideas escritas a mano como la de: Matando a un periodista, no se mata la verdad…
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