*HORROR ECONÓMICO
Por: Juan Chávez
(AGENCIA NOTISIFA) La cuestión es que sin tener siquiera para comer, por una pinche despensa 40 millones de mexicanos están siempre dispuestos a venderle su conciencia electoral al mismísimo diablo.
Así, de qué sirven las campañas si uno o dos días antes el reparto de ese paquete para comer gratis una semana es la forma real y “más efectiva” de comprar el voto para el candidato que “trague más pinole”.
O sea: el horror económico, que es la pobreza, lleva de la mano, a fortiori, al horror político que bota de las elecciones.
A parte de tener que soportar semanas enteras de violencia verbal y hasta muertos por los enconos de las cruzadas electorales, el día de las urnas pasan en medio de pasmosas tranquilidades que los medios, para no variar y trastocar valores que se repiten una y otra vez, simplemente consignan:
“La jornada transcurrió con toda normalidad; solo se registraron incidentes de menor importancia”… aunque haya habido muertos y detenidos, como resultó en Oaxaca y Veracruz.
Lo trascendente es que, a pesar de todo, las “elecciones han resultado limpias” aunque sobre las actas extraídas de las urnas selladas caiga un alud de impugnaciones y protestas partidarias de los perdedores, con el único fin de anularlas e ir “por un segundo viaje”.
La jornada cívica, que se esperaba áspera e infumable, se convierte entonces, como sucedió el domingo 4 de julio por la noche, en la expresión auténtica del libre ejercicio del derecho de votar de la ciudadanía
El grito libre de la conciencia, pues.
Y no importa siquiera que los líderes del PAN y PRD, César Nava y Jesús Ortega, con su desleal y traicionera alianza en Puebla, Oaxaca, Hidalgo, Sinaloa y Durango hubieran que aceptar, amargamente, no haber podido “multiplicar sus panes”.
Y es que a los dos, juntos, como se vieron en la campaña y en la irreverente defensa del candidato Greg Sánchez al que el títere de Los Pinos no había dado su visto bueno y paró en una prisión de alta seguridad, no se les vio entrar así a misa y comulgar, como dispone la santa iglesia.
El horror político, con incidentes considerados “no graves”, va a morir, si las impugnaciones prosperan, el día que el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal falle, no así el horror económico que proseguirá a pesar del anuncio electorero del presidente Calderón –tres días antes de la jornada comicial- de más de medio millón de empleos generados en lo que va del año.
Y es que si en los capítulos del horror político hay mentiras, el económico está plagado de ellas. Digamos que la constante es hacer creer a la población que la recuperación económica está en marcha y que gracias a ello comienza a revertirse la pobreza.
Por: Juan Chávez
(AGENCIA NOTISIFA) La cuestión es que sin tener siquiera para comer, por una pinche despensa 40 millones de mexicanos están siempre dispuestos a venderle su conciencia electoral al mismísimo diablo.
Así, de qué sirven las campañas si uno o dos días antes el reparto de ese paquete para comer gratis una semana es la forma real y “más efectiva” de comprar el voto para el candidato que “trague más pinole”.
O sea: el horror económico, que es la pobreza, lleva de la mano, a fortiori, al horror político que bota de las elecciones.
A parte de tener que soportar semanas enteras de violencia verbal y hasta muertos por los enconos de las cruzadas electorales, el día de las urnas pasan en medio de pasmosas tranquilidades que los medios, para no variar y trastocar valores que se repiten una y otra vez, simplemente consignan:
“La jornada transcurrió con toda normalidad; solo se registraron incidentes de menor importancia”… aunque haya habido muertos y detenidos, como resultó en Oaxaca y Veracruz.
Lo trascendente es que, a pesar de todo, las “elecciones han resultado limpias” aunque sobre las actas extraídas de las urnas selladas caiga un alud de impugnaciones y protestas partidarias de los perdedores, con el único fin de anularlas e ir “por un segundo viaje”.
La jornada cívica, que se esperaba áspera e infumable, se convierte entonces, como sucedió el domingo 4 de julio por la noche, en la expresión auténtica del libre ejercicio del derecho de votar de la ciudadanía
El grito libre de la conciencia, pues.
Y no importa siquiera que los líderes del PAN y PRD, César Nava y Jesús Ortega, con su desleal y traicionera alianza en Puebla, Oaxaca, Hidalgo, Sinaloa y Durango hubieran que aceptar, amargamente, no haber podido “multiplicar sus panes”.
Y es que a los dos, juntos, como se vieron en la campaña y en la irreverente defensa del candidato Greg Sánchez al que el títere de Los Pinos no había dado su visto bueno y paró en una prisión de alta seguridad, no se les vio entrar así a misa y comulgar, como dispone la santa iglesia.
El horror político, con incidentes considerados “no graves”, va a morir, si las impugnaciones prosperan, el día que el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal falle, no así el horror económico que proseguirá a pesar del anuncio electorero del presidente Calderón –tres días antes de la jornada comicial- de más de medio millón de empleos generados en lo que va del año.
Y es que si en los capítulos del horror político hay mentiras, el económico está plagado de ellas. Digamos que la constante es hacer creer a la población que la recuperación económica está en marcha y que gracias a ello comienza a revertirse la pobreza.
Pero usted y yo, que fuimos a las urnas porque somos ciudadanos cumplidos aunque no traigamos ni quinto en los bolsillos, sabemos la neta, pura y pelona, como nunca la ha visto la clase política empezando por quien usted ya sabe.
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