martes, 10 de febrero de 2009

POLITICA DE 2 PATADAS

*EL DE ATRÁS PAGA

(AGENCIA NOTISIFA)
No han sido pocas las ocasiones en que a los regímenes priístas del siglo pasado, se les culpa de los males del presente.

El presidente Calderón, reiteradamente, ha apoyado su discurso en acciones emprendidas u omitidas en las 7 décadas en que el partido tricolor estuvo en el pandero, para subrayar las bondades de las decenas de programas que su gobierno ha puesto en marcha.

Producto de ese pasado estigmatizado, el mandatario también cura su administración, estableciendo que la crisis que los mexicanos soportan con estoicismo, “les vino de afuera”.

No hay discusión sobre el punto. En efecto, en Gringolandia se gestó el huracán financiero que está arrasando al mundo y que a México le está golpeando brutalmente. Pero a poco es suficiente con el discurso que algunos asumen bienaventurado, cuando se sostuvo que la macroeconomía estaba “tan bien estructurada”, que la crisis nos iba a dar las tres y las malas, como fija la jerga de los billares, en sus juegos de pool.

Pudo México, además de pasear sus cifras macro en los dos gobiernos de extracción panista, advertir que la hecatombe económica venía como consecuencia directa de la desregulación en muchos de los instrumentos que se manejan en el campo financiero.

La crisis, no cayó del cielo, ni surgió de la nada.

Hubo en cambio días en los que el discurso oficial se regodeo del blindaje que con los índices macro de una economía incierta, se había tejido para poner a salvo al país. Se llegó incluso al extremo de señalar que la crisis no afectaría a los mexicanos.

¿Ahora? Ahora, hay que conformarse con el “hújulito”... porque no, siempre sí, nos va a golpear y bien gacho.

Aunque habría que abandonar el futuro y meternos de perdis al ante presente, porque nos está pegando ya.

Hora sí, ya en las tinieblas del negro panorama de la economía, los planes salvadores, dicen, están en marcha... aunque el Senado todavía no concluye su foro “¿Qué hacer para crecer?”. Y aunque, también Banco de México, con su gobernador Guillermo Ortiz Martínez, esté echando maromas para detener aunque sea tantito la estrepitosa caída del pesito que en los últimos 5 meses registra una devaluación de 40 %.

Si no se previó nada, como fue, no hay que recargarse en el pasado. En ese pasado que el PRI dominó al país desde Los Pinos, se hizo mucho. Se hizo, inclusive, y bien pavimentado, el camino por el que el PAN transitó ya en dos ocasiones para meter su cuña a la historia.

Ahora, si no pueden, como acuñó el dolido Alejandro Martí, “que renuncien”... sobre todo ahora que los países desarrollados ven en la nacionalización de la banca una fórmula para detener los ramalazos de la crisis.

Lo que no se vale es adoptar la cómoda posición de levantar el índice derecho y pregonar: “El de atrás paga”.

No hay comentarios.: